DODOMA, Tanzania (CBN News / MundoCristiano.tv) Durante años los cristianos en Tanzania se han sentido seguros de adorar a Dios, porque son mayoría. Ahora, esa seguridad se evapora tras una ola de persecución que amenaza a iglesias y ataca pastores evangélicos.
Las congregaciones en ese país crecen y experimentan una nueva unidad, pero los cristianos han pagado un duro precio.
“Solté en llanto y grite: “Mi Jesús, mi Jesús, ¿por qué me has desamparado?”, narra Generosa Kachila, viuda de un pastor.
Esa fue la reacción de Kachila cuando su vecino llegó con la mala noticia… Una turba de musulmanes armados con machetes asesinó a su esposo, el pastor Mathayo Kachila. El ataque ocurrió cuando el pastor iba a casa de un amigo.
¿El motivo? El odio creció cuando los cristianos empezaron a cortar y vender carne. Ese negocio tradicionalmente perteneció a los musulmanes, quienes de manera religiosa lo conocen como “halal”.
En sus últimos respiros, el pastor Mathayo identificó a su asesino. Ezekiel Meschach afirma que el pastor le dijo que era un vecino llamado Abdalá. “No me sorprendió porque justo antes del ataque vi a Abdalá salir de la mezquita con un machete… Él tiene una barba larga y a veces usa pantalones y un chaleco parecido a los que usan los talibanes”. Los locales creen que Abdalá huyó al país vecino, Burundi.
TESTIGO DEL HORROR
Víctor Ligala también huyó, pero no por asesinato. La milicia musulmana amenazó con matarlo porque grabó la revuelta, capturando sus imágenes en cámara.
Ligala también visitó la morgue local y tomó fotos y video de las heridas del pastor fallecido. “Fui muy afectado al ver el pastor asesinado de esa forma, porque era un hermano en la fe y no tenía cómo rescatarlo, solo ver lo que sucedía. Lo había conocido por mucho tiempo… Quiero que todo el mundo sepa lo que ha pasado en nuestro país, para que nada similar vuelva a ocurrir”.
Pastor Mathayo Kachila.
No solo los pastores evangélicos enfrentan estas amenazas, los católicos también están en riesgo. En febrero pasado, el sacerdote Evaristo Mushi venía a celebrar misa y le dispararon a unos diez metros de distancia.
La religiosa María Gaspara dice que el sacerdote Mushi fue un hombre amable y cariñoso que tenía un buen sentido del humor. “Un día él preguntó: ‘Díganme, si muero, ¿qué van a recordar de mí?’ Yo dije: ‘cuando alguien está vivo no decimos nada pero cuando muere todos decimos cosas buenas’… Pero sí él solo bromeaba”.
Algunos cristianos tanzanos dicen que el asesinato del sacerdote Mushi comprueba la meta de los extremistas islámicos de atacar a líderes eclesiásticos.
“Es un plan a largo plazo para difundir el Islam en toda Tanzania. Los líderes islámicos motivan a los musulmanes a unirse para atacar, luchar y matar obispos, sacerdotes y pastores”, comenta el pastor Isaías Ikiri.
El obispo anglicano, Michael Hafidh estaba entre los amenazados. Él dice que muchos cristianos de Zanzíbar tienen miedo. “A veces estamos firmes, pero somos humanos. El temor a veces llega… no saben si el día de mañana algo me pasará a mí o a otro. Díganle a mi congregación que no tengan miedo, Dios está con nosotros”.
La viuda, Generosa Kachila, cree que Dios está con ella y sus 12 hijos. Ella confía que él proveerá. Dice que Dios tiene un propósito mayor en la muerte de su esposo.
“Creo que Dios sabía el destino de Mathayo y sin importar cómo vivió era necesario que él pasara esto como una lección para la demás gente, pero también para que el Señor pueda cosechar para su Reino”.
Y aunque las muertes de estos pastores dejan menos obreros, los cristianos de Tanzania creen estar listos para seguir su ejemplo y recoger una gran cosecha.
Fuente: DIARIO EVANGÉLICO DIGITAL "BEREA"
Las congregaciones en ese país crecen y experimentan una nueva unidad, pero los cristianos han pagado un duro precio.
“Solté en llanto y grite: “Mi Jesús, mi Jesús, ¿por qué me has desamparado?”, narra Generosa Kachila, viuda de un pastor.
Esa fue la reacción de Kachila cuando su vecino llegó con la mala noticia… Una turba de musulmanes armados con machetes asesinó a su esposo, el pastor Mathayo Kachila. El ataque ocurrió cuando el pastor iba a casa de un amigo.
¿El motivo? El odio creció cuando los cristianos empezaron a cortar y vender carne. Ese negocio tradicionalmente perteneció a los musulmanes, quienes de manera religiosa lo conocen como “halal”.
En sus últimos respiros, el pastor Mathayo identificó a su asesino. Ezekiel Meschach afirma que el pastor le dijo que era un vecino llamado Abdalá. “No me sorprendió porque justo antes del ataque vi a Abdalá salir de la mezquita con un machete… Él tiene una barba larga y a veces usa pantalones y un chaleco parecido a los que usan los talibanes”. Los locales creen que Abdalá huyó al país vecino, Burundi.
TESTIGO DEL HORROR
Víctor Ligala también huyó, pero no por asesinato. La milicia musulmana amenazó con matarlo porque grabó la revuelta, capturando sus imágenes en cámara.
Ligala también visitó la morgue local y tomó fotos y video de las heridas del pastor fallecido. “Fui muy afectado al ver el pastor asesinado de esa forma, porque era un hermano en la fe y no tenía cómo rescatarlo, solo ver lo que sucedía. Lo había conocido por mucho tiempo… Quiero que todo el mundo sepa lo que ha pasado en nuestro país, para que nada similar vuelva a ocurrir”.
Pastor Mathayo Kachila.
No solo los pastores evangélicos enfrentan estas amenazas, los católicos también están en riesgo. En febrero pasado, el sacerdote Evaristo Mushi venía a celebrar misa y le dispararon a unos diez metros de distancia.
La religiosa María Gaspara dice que el sacerdote Mushi fue un hombre amable y cariñoso que tenía un buen sentido del humor. “Un día él preguntó: ‘Díganme, si muero, ¿qué van a recordar de mí?’ Yo dije: ‘cuando alguien está vivo no decimos nada pero cuando muere todos decimos cosas buenas’… Pero sí él solo bromeaba”.
Algunos cristianos tanzanos dicen que el asesinato del sacerdote Mushi comprueba la meta de los extremistas islámicos de atacar a líderes eclesiásticos.
“Es un plan a largo plazo para difundir el Islam en toda Tanzania. Los líderes islámicos motivan a los musulmanes a unirse para atacar, luchar y matar obispos, sacerdotes y pastores”, comenta el pastor Isaías Ikiri.
El obispo anglicano, Michael Hafidh estaba entre los amenazados. Él dice que muchos cristianos de Zanzíbar tienen miedo. “A veces estamos firmes, pero somos humanos. El temor a veces llega… no saben si el día de mañana algo me pasará a mí o a otro. Díganle a mi congregación que no tengan miedo, Dios está con nosotros”.
La viuda, Generosa Kachila, cree que Dios está con ella y sus 12 hijos. Ella confía que él proveerá. Dice que Dios tiene un propósito mayor en la muerte de su esposo.
“Creo que Dios sabía el destino de Mathayo y sin importar cómo vivió era necesario que él pasara esto como una lección para la demás gente, pero también para que el Señor pueda cosechar para su Reino”.
Y aunque las muertes de estos pastores dejan menos obreros, los cristianos de Tanzania creen estar listos para seguir su ejemplo y recoger una gran cosecha.
Fuente: DIARIO EVANGÉLICO DIGITAL "BEREA"
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